LA CAPACIDAD PARA TOMAR DECISIONES. APRENDIENDO A PRIORIZAR Y A TOLERAR LA FRUSTRACION
- cpftherapist
- 7 jun 2021
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Amanda solicitó una cita porque no puede dormir en las noches. No entiende por qué no está contenta consigo misma. Estudia algo que le gusta. Es cierto que, enfermería demanda de ella muchas horas de guardia. Tiene su meta bien clara: convertirse en una enfermera súper especializada. Quiere asegurar un ingreso económico que le traiga tranquilidad y bienestar a ellos (su esposo y ella) y sus hijos. Todo va como planeado. Es por ello por lo que no entiende por qué no se siente contenta y tranquila. No encuentra respuesta. Hablando, deja saber que hace ocho semanas dio a luz su primer hijo. A las cinco semanas de su nacimiento, buscó a alguien que se ocupara de él para así poder reasumir sus estudios y no retrasarse.
La señora que lo cuida es buenísima, pero ella extraña a su hijo, siente celos de la mujer que lo cuida, siente que se está perdiendo de verlo crecer…
Amanda tiene motivos para sentirse mal. Se siente presionada por la sociedad que valora y exige el éxito laboral. Vivir bien implica tener dinero. Tener dinero implica ser exitoso. Para tener dinero, tiene que especializarse, no hay tiempo que perder.
El detalle es que Amanda no se ha dado cuenta, de que ella es la única dueña de su vida y de que tiene opciones.
La contraparte de ello está en que en todas las opciones hay cosas que se gana y otras que se pierde. Al escoger una opción renunciamos a la otra. Ella calculó bien los tiempos. Su parto coincidió con el final del semestre. Lo que no tomó en cuenta es que el parto es solamente la culminación del embarazo. El parto es el comienzo de una vida nueva, totalmente distinta de la anterior. No tomó en cuenta de que se iba a enamorar de su hijito, que iba a querer pasar tiempo con él.
Las generaciones jóvenes parecen encontrar dificultades en priorizar, en aceptar que no se puede tener todo con la misma intensidad y al mismo tiempo. Que hay que aprender a posponer, a postergar. La vida nos presenta con situaciones en las que tenemos que tomar decisiones, y las decisiones siempre traen consecuencias.
Si en algún momento privilegiamos algo, aquello que no privilegiamos -pasa por ese momento- a un segundo plano. Continuar los estudios sin tomarse una pausa es la decisión por la que optó Amanda. Otra alternativa, tan válida como la primera, hubiera sido dedicarle (y dedicarse) el primer año a su hijo, y retomar los estudios después. Esto le hubiera permitido disfrutar de la maternidad, formar un lazo profundo con su bebé. La consecuencia de tomar éste camino hubiera sido graduarse más tarde, desarrollarse profesionalmente más lentamente.
Las decisiones que tomamos en el curso de nuestra vida alteran nuestro rumbo. Pareciera que en el mundo de hoy, resulta difícil incluir conceptos tales como balance, postergación, priorizar, renuncia, frustración.
Vivimos en una era tecnológica en la se hacen posibles cosas que hace veinte o treinta años solamente atinábamos a imaginar. Lo leíamos en libros futuristas y fantasiosos como “Un Mundo Feliz” de Huxley, o en programas de televisión como Los Supersónicos.
El avance acelerado de la tecnología nos permite manipular la genética y ayudar a personas con problemas de esterilidad a tener hijos. En algunos casos escoger el sexo del hijo, vencer el obstáculo de la edad para concebir. Ideas que ayer parecían inventos creativos de mentes juguetonas hoy forman parte de nuestra realidad cotidiana. Tenemos teléfonos con pantalla, comida pre-lista, robots que limpian la casa, televisión en tiempo real.
Todos avances -sin lugar a dudas- positivos, que nos hacen la vida más fácil. Cuántas veces hemos escuchado a alguien comentar: Cómo hacíamos antes para vivir sin celulares?
Con los cambios, las expectativas de la gente cambia. Acostumbrados a tener respuestas automáticas aunque estemos comunicándonos con alguien que está al otro lado del mundo, esperar se ha vuelto parece, algo innecesario. Con ello y con la dificultad para poner límites, nuestros jóvenes, cada vez más, tienen mucha dificultad para tolerar la frustración y la espera, dificultad con incluir conceptos tales como postergación o renuncia en sus vidas. Y sin embargo, todavía no se puede tener todo al mismo tiempo y con la misma intensidad. No se puede estar en dos sitios a la vez. Priorizar y decidir sigue teniendo vigencia. Amanda no puede estar a la vez con su hijo recién nacido y haciendo guardia.
Hay quien dice que la vida es eso que ocurre mientras estamos planeando. Es importante poder considerar lo que se nos presenta y poder replantearnos nuestras prioridades, hay que poder tolerar la espera y la postergación, y poder hacer balance y decidir qué pesa más en un momento determinado. Eso no significa que las cosas se van a quedar así por siempre.
En nuestro mundo de hoy, en el que se valora lo automático , la no espera y la gratificación instantánea, es difícil entender que los procesos de maduración requieren tiempo y trabajo.
En una época donde se mira para afuera, lo que parece se toma por lo que es, cada vez resulta más raro la introspección. La tendencia a intentar resolver los malestares del alma con pastillas, hace difícil volver la mirada hacia el interior y hacer introspección… sin embargo, se hace necesario si queremos recuperar la humanización.
Clara P Fleischer.




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