¿NIÑOS DAÑINOS O NIÑOS DAÑADOS?
- cpftherapist
- 8 jun 2021
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Con la nueva citación al colegio de Carlitos, los padres estaban realmente molestos. Conversando con la maestra y la psicóloga llegaron a la conclusión que su hijo tenía un problema. Las quejas en su contra eran innumerables: “pega a los otros niños, le contesta a la maestra en tono desafiante, no se queda tranquilo en su sitio, parece un terremoto trastornando todo a su paso.”
Fueron referidos al psicólogo y así los conocí.
Los padres de Carlitos quedaron muy sorprendidos cuando les pedí que vinieran solos, quería hablar con ellos antes de ver al niño.
Para ellos era muy claro que el que tenía el problema era Carlitos.
Durante las entrevistas con ellos y luego con Carlitos, se hizo muy obvio que Carlitos necesitaba aparecer como un niño dañino porque de ésta manera, los padres se mantenían unidos, casados y preocupados en común por su hijo.
Había problemas en la pareja. Falta de comunicación, mundos separados, no se entendían. Cuando se comunicaban era a gritos, la violencia emocional era el día a día. Lo único que parecía tener en común esta pareja era la preocupación por su hijo.
Carlitos entendió esto bien pronto, se sacrificó a cambio de ser “el salvador” del matrimonio de sus padres. Más que un niño dañino, se trataba de un niño dañado.
Esta historia, lamentablemente, no es extraordinaria. Se repite al infinito en muchos hogares. Los padres no somos conscientes del daño que les hacemos a nuestros hijos cuando, habiendo problemas y desacuerdos en la pareja, utilizamos a nuestros hijos – sin darnos cuenta-, como el campo de batalla donde se libran nuestras peleas, y donde medimos nuestra fuerza.
Existen, por supuesto, muchos niveles de usar a nuestros hijos para librar nuestros desacuerdos con nuestras parejas. Desde el ocasional y “benévolo” caso en el que el niño se aprovecha de los desacuerdos de los padres para obtener beneficios…”papi puedo ir a dormir a casa de Enrique”? pregunta el niño después de que la madre le ha dicho que no. Y el padre, en lugar de consultar con la madre, le da el permiso.
Hasta casos muy serios donde los niños son el botín del ganador y un padre trata con todo su esfuerzo de poner al hijo en contra del otro; sin darse cuenta de que con ello, está condenando a su hijo.
En el caso que nos ocupa, los padres de Carlitos, cuando se dieron cuenta de lo que ocurría, trabajaron en terapia para restablecer la comunicación entre ellos y empezar a hablar de lo que hasta ahora se había mantenido al margen. En poco tiempo, el niño se transformó.
Carlitos dejó de ser un niño problema, los padres pudieron restablecer su vínculo y salvar su relación sin necesitar que su hijo se sacrifique por ellos.
Uno de los mejores regalos que podemos dar a nuestros hijos, es un frente unido y solidario.
Clara P Fleischer




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