NO TODO LO QUE BRILLA ES ORO
- cpftherapist
- 7 jun 2021
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Cuenta la leyenda que Moisés, enfrentado a la prueba que le pusiera el Faraón -de escoger entre el oro y el carbón ardiente- para ver si lo recibía en su casa-, . Dios, con el fin de salvarle la vida, llevó su mano hacia el carbón. Al tocar sus dedos el carbón ardiente, se llevó la mano a la boca y por ello se volvió tartamudo.
Vivimos en una era en la que se enaltece y sobrevalora la apariencia. Envidiamos a aquel que se viste con las ropas más caras, que maneja el carro más lujoso, que cena en los restaurantes de moda, ya que hemos aprendido a decodificar esto con el éxito. Confundimos ser con parecer, y esto es fácil ya que desde afuera, parecen lo mismo.
Cuando vivimos de las apariencias, el interior no tiene importancia. Nadie ve el interior del otro.
Sin embargo, cuando vivimos de la apariencia no tenemos paz interna, ya que nada depende de nosotros. En la oscuridad de la noche, cuando estamos solos con nosotros mismos, nos sentimos incómodos. A la hora de establecer relaciones con otros, estas son superficiales. Llega un momento en la vida en el que, a pesar de poder tenerlo todo, nos sentimos vacíos. Y es que nos falta profundidad.
Al vivir de la apariencia solamente o básicamente, vivimos en dos dimensiones y no en tres. Como si fuéramos una comiquita. El “qué dirán” dicta nuestros movimientos. Nos volvemos esclavos de la aprobación de los demás. Y con ello, inseguros. Necesitamos de los demás para completarnos. Lo que a su vez nos hace resentir al otro porque sentimos que no podemos resaltar sin ellos.
Es una espiral que crece sin buenos augurios, a menos que decidamos hacerle frente y empezar a escuchar nuestro interior, y recuperarnos a nosotros mismos, con todas nuestras falencias y nuestros talentos. Empecemos a reconocernos y a respetarnos a nosotros mismos. A tratar de no cortar camino con tal de obtener un brillo que, de seguro será pasajero, porque en el fondo, aunque lo consigamos, no sentimos que nos lo merecemos, no lo sentimos auténtico.
Ser en lugar de aparentar, cuesta mucho más trabajo, pero es más definitivo, mucho menos efímero. Al igual que Moisés niño en la leyenda, quien vislumbrado por el brillo del oro, casi arriesga su vida, perseguir lo que brilla más, la fama rápida y el nombre, lejos de traernos satisfacciones y logros, puede condenarnos a una vida sin tridimensionalidad, sin profundidad, de mucho vacío existencial.
La meta es el camino, no el llegar sino cómo escogemos hacerlo.
Clara P Fleischer




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