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PADRES NERVIOSOS…HIJOS ANGUSTIADOS

  • cpftherapist
  • 8 jun 2021
  • 2 Min. de lectura

Como padres queremos lo mejor para nuestros hijos. Los cuidamos y protegemos tratando de evitar que algo malo o desagradable les pase. Sin embargo, ningún extremo es bueno y, si no estamos conscientes de ello podemos tender a exagerar la nota.

Una cosa es tomar previsiones, como por ejemplo, cuando el bebé empieza a gatear tapar los enchufes para que no meta los dedos, no dejar a su alcance medicinas o insecticidas.

Otra muy diferente, es no sacarlo a ningún lugar porque alguien puede tener gripe y contagiarlo, o darle mal de ojo. No dejarlo jugar en el jardín a sus anchas porque puede ser que sea alérgico a algo o algún bichito lo pueda picar.

Lavarle las manos 50 veces al día para asegurarse que están limpias (por si se mete el dedo en la boca), esterilizarle los chupones hasta los 3 años de edad. Si no come, embutirle un tetero porque “se nos va a desnutrir”, o hacerlo dormir con la luz prendida porque nosotros solíamos tenerle miedo a la oscuridad.

Si salimos a pasear, llevar siempre la compota por si no le gusta lo que hay de comer, en fin, previsiones para todo y ante cualquier eventualidad que nos podamos imaginar.

Cuando crece no dejarlo ir a jugar a casa de sus amiguitos porque no sabemos qué puede pasarle ya que no estamos allí para cuidarlo, no ayudarlo a ser independiente y que se sepa valer por sí mismo porque nunca nos parece lo suficientemente grande para aprender a cuidarse.

Los padres somos el primer contacto con el mundo que tienen nuestros hijos. Si somos personas aprehensivas y temerosas, les pintaremos la idea del mundo como un lugar peligroso, en el que hay que estar constantemente a la defensiva. Donde cuidarse es sinónimo de desconfiar de todo y de todos.

Queriendo lo mejor para ellos, los volvemos personitas angustiadas, llenas de miedos. Es con esa mirada con que ellos van a enfrentar el mundo. Todos sabemos que nuestra percepción depende del cristal a través del cual miramos.

Así como preparamos el nido para ese ser pequeñito que se está gestando dentro de nosotros durante los meses de dulce espera, si nos damos cuenta que somos personas demasiado nerviosas, no está de más pensar en la posibilidad de buscar una psicoterapia donde poder revisar y superar esos miedos con la esperanza de vivir de un modo más feliz y sobretodo con la esperanza de no pasárselos a la generación que viene detrás de nosotros y a la modelaremos.



Clara P Fleischer.

 
 
 

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