PERO…¿Y CUANDO TE TOCA A TI?

Hannah se quejaba amargamente en sesión de su infelicidad. Me explicaba que su manía no la dejaba ser parte de la fiesta que su esposo estaba organizando, así como antes, su depresión no le había permitido disfrutar de la cena con amigos organizada en su propia casa. Cuando se refirió a lo que ella llamó manía, quedó bastante claro que en realidad, estaba hablando, de sentirse muy emocionada por acontecimientos que estaban ocurriendo en su vida, y que ésta emoción no le permitía relajarse y dormir.

Poniendo nombres y responsables a su conducta, no había manera de entender su parte en los acontecimientos; ya que, después de todo, se trataba de un problema químico. Pudimos ver cómo, éste era un manejo que ella había usado desde niña, y que la eximía de asumir retos y responsabilidades que todos los demás tenían.

Estar enferma, era un pase a recibir un trato especial, pero a la vez, empezaba a descubrir ahora, que ser “especial” a costa de sacrificar su salud mental, le impedía acceder a los privilegios y responsabilidades del mundo adulto.

Como Hannah, muchos de nosotros nos pasamos la vida responsabilizando a otros de nuestras realidades. Nuestros padres son los primeros en la lista, las circunstancias y eventualidades de la vida, siguen en esa lista. Justificamos no alcanzar lo que queremos, echándoles la culpa a otros, esperando que otros cambien para que nuestra realidad cambie.

Pero… y cuándo nos toca a nosotros? Parte de crecer implica tomar las riendas de nuestra vida, corregir lo que no nos gusta, hacer cambios, preguntarnos qué tiene que cambiar en nosotros para conseguir lo que anhelamos. Cuáles son nuestros auto saboteos, y el por qué de ellos.

Sólo así nos convertiremos en artífices de nuestro destino, y dueños de nuestra realidad.

Clara P Fleischer.