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TROPEZANDO DOS VECES CON LA MISMA PIEDRA: O LA INCAPACIDAD PARA APRENDER DE LA EXPERIENCIA

  • cpftherapist
  • 7 jun 2021
  • 3 Min. de lectura

Dicen que el hombre es el único ser que se tropieza dos veces con la misma piedra. La vida está llena de alternativas y de obstáculos. Dependiendo de lo que hagamos y cómo los manejemos, nos irá de una manera u otra. Si bien es inevitable que de vez en cuando nos resbalemos, que tomemos una decisión de la que luego nos arrepintamos, o de que decididamente nos equivoquemos, hay personas que parecen no poder aprender de la experiencia. Que no se permiten entender por qué se encuentran en el lugar en el que están. Por qué la vida parece estarles jugando malas pasadas todo el tiempo.

Veamos por ejemplo a Mariana. Se lamenta porque siente que “la vida se ha ensañado en contra de ella”, “todo me sale mal”, “siempre me llevo el ticket perdedor”. Cuando le sugiero de que tratemos de entender por qué la historia parece siempre repetirse en ella, me contesta con un rotundo: “no voy a llorar sobre la leche derramada”, poniendo así punto final a cualquier posibilidad de reflexión, y eligiendo quedarse con la versión de que es mala suerte. Así, Mariana vive su vida como si estuviera en un sueño. Cree firmemente que con sólo desear algo y pedirle a Dios, las cosas se le van a dar. (Para aquellos de nosotros que creemos en Dios, no parece justo esperar que todo el esfuerzo lo haga él y que nosotros no tengamos que hacer más que pedirle). Que no hay nada más que ella pueda hacer para hacerse dueña de su destino.

Vive la vida apagando fuegos, siempre está en una emergencia. Los lapsos entre emergencias, los usa para desconectarse y jugar a ser feliz. De pronto amanece y tiene otra emergencia que hay urgentemente que atender.

Como con la historia de la cigarra y la hormiga, en tiempos de abundancia, las Marianas viven el momento, bailando y disfrutando, sin detenerse a pensar que después del verano siempre llega el invierno y que no pensar en ello no es suficiente para evitar su llegada. Hay que pensar en los inviernos, hay que prevenir y para ello es necesario entender, haciendo uso del lenguaje de Mariana, “por qué se derramó la leche”. Solamente así podremos hacer todo lo que está a nuestro alcance para que no se siga derramando en el futuro.

La capacidad de reflexionar sin ser duros con nosotros mismos, es lo que nos permite reparar y cambiar de rumbo. Sin reflexión no hay cambio. Mariana teme deprimirse y culparse si permite un espacio emocional/mental para entender por qué se encuentra en la situación que está.

Mariana, como todos nosotros, tiene una historia. La diferencia entre ella y otros, es que ella trata de huir de su historia en lugar de asumirla, hacerla suya y superarla. Superar la historia significa dejarla atrás. Solamente así es historia. Si se sigue repitiendo el patrón, es presente, no pasado.

Mariana cree que mágicamente, solamente con no pensar, con no darle cabida mental a su historia, no la hace suya. No podemos huir de nuestra historia porque es nuestra. Se niega a pensar y tratar de entender por temor a sufrir. Al no permitirse hacer introspección y tratar de ver qué puede haber tenido que ver ella en la realidad que le toca vivir, trata de evitar tener que asumir responsabilidad sobre su vida, sus acciones y las consecuencias de estas. Lamentablemente Mariana está lejos de entender que, con la responsabilidad viene la capacidad de reparación y con ello, la esperanza de cambio y superación.

Mariana le huye al temor a melancolizarse. Teme que si va a mirarse por dentro, lo va a hacer con una mirada incriminadora y culpabilizarte. Para evitar todo ello, Mariana corre, y vive su vida como si estuviera en un sueño. Destinándose así a la repetición eterna. A vivir en círculos, sin posibilidad de cambio. Dejándoselo todo al destino.



Clara P Fleischer

 
 
 

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