UN CLAVO SACA OTRO CLAVO
- cpftherapist
- 8 jun 2021
- 2 Min. de lectura
Todos hemos escuchado como consejo para un corazón despechado “un clavo saca otro clavo”. Sin embargo, cuando usamos una relación para tapar el vacío que dejó una relación previa, no tenemos la posibilidad de entender qué pasó, por qué se terminó la relación. Ni tampoco damos el espacio a la nueva relación de existir por sí misma.
Vincent Van Gogh -el famoso artista holandés-, fue el segundo hijo del matrimonio formado por Theodorus y Anna Van Gogh. El primogénito del matrimonio nació exactamente un año antes que el artista, el mismo día que éste, un 30 de Marzo. Lo llamaron Vincent. Este niño murió al poco tiempo, y cuando al año siguiente, nació el artista, lo bautizaron como Vincent, el mismo nombre de su hermano muerto. Desde muy pequeño lo llevaron a conocer la tumba de su hermano del mismo nombre. El artista estuvo martirizado y perseguido por su historia durante toda su vida. Fue el sustituto, -el clavo- que tapó el hueco del hijo muerto prematuramente. Interesantemente, se quitó la vida, también prematuramente. Su historia parece haberlo marcado y perseguido durante toda su atormentada vida.
Usando una relación para tapar el vacío que deja una anterior, puede hacer que tengamos una colección de clavos en nuestro haber y ningún aprendizaje de las experiencias…es como estar caminando en una cinta movediza, si bien caminamos y movemos las piernas, hacemos mucho ejercicio y nos cansamos, no nos lleva a ninguna parte. Estamos estacionados en el mismo lugar.
Las experiencias que vivimos nos enseñan de nosotros mismos, siempre que podamos permitirnos sentir, escuchar, entender sobre ellas. Así crecemos emocionalmente, así aprendemos de la experiencia. Así nos convertimos en mejores versiones de nosotros mismos.
Alguien muy sabio dijo una vez: “hay tiempo para todo, un tiempo para reír, un tiempo para llorar”. A veces tenemos miedo de sufrir y le huimos a la tristeza. Temerosos de quedarnos atrapados en ella. Como si fuera un cáncer del que hay que poner distancia. Así, todo duelo necesita ser ignorado. Sin embargo, no podemos huir de nuestras experiencias ni de los sentimientos que estas nos traen.
Solamente haciendo un duelo por lo que perdimos podemos enterrar a aquel que ya no está, a aquello que ya no está, e incorporarlo dentro de nosotros en forma cariñosa, real, sin idealizarlo, sin demonizarlo. Dándonos lugar para sentir la relación que terminó, el país que dejamos, la amistad que perdimos, vamos a tener espacio para una nueva relación que no tenga la función de tapar el vacío dejado, sino que tenga presencia y existencia por sí misma.
Clara P Fleischer.




Comentarios